lunes, 24 de enero de 2011

CONFIANZA EN DIOS

CONFIANZA EN DIOS

Abraham W. Barrera Bakit
PASTOR
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Proverbios 3:5-6.- “Confía en el Señor totalmente, no en tu propia sabiduría.”
“Ten en cuenta a Dios en todo lo que hagas, y él te ayudará a vivir rectamente.”

¿Qué es la confianza en Dios? Es ponerlo todo bajo sus cuidados, su sabiduría, su fidelidad. Para poner esto en práctica, es preciso conocerle, conocer su amor, del cual nos ha dado la prueba suprema por el don del Señor Jesús. 1°Juan 4:16.- “Así sabemos que Dios nos ama y confiamos en el amor que él nos tiene. Dios es amor. El que vive en amor, vive en Dios y Dios en él.”

La confianza es relativa al amor. Es decir, podemos confiar en alguien en la medida en que conocemos su amor e interés hacia nosotros. Dios nos ha amado con un amor si límite, por lo tanto tiene derecho a una total confianza de nuestra parte: “Confía en el Señor totalmente”.

Confiar en Dios es tanto un privilegio como un deber para sus hijos. Sería, pues, normal y justo que tuviéramos confianza en ÉL en todo tiempo. Pero, desgraciadamente, muchas veces el Señor tiene razones para decirnos como a sus discípulos de antaño “¿Dónde está tu fe?” (Lucas 8:25). El recelo que fue sembrado en el corazón de nuestros primeros padres tiene en nosotros raíces tan profundas que se precisa la sonda divina para descubrirlo y la energía renovadora del Espíritu Santo para extirparlo; y mientras estemos aquí en la tierra, tendremos que seguir luchando contra nuestra propia incredulidad.

La exhortación a confiar en Dios está acompañada, en nuestro texto, de una advertencia oportuna no confíes, “en tu propia sabiduría.” Esto no quiere decir que nuestro entendimiento o inteligencia sea inútil, sino que siempre debe estar subordinada a la voluntad de Dios. Somos tan rápidos en forjar proyectos, en tomar decisiones, en comprometernos en diferentes actividades, sin antes conversar con el Señor y dejarnos conducir por Jesucristo. Debemos escuchar lo que nos dice la Escritura y no hacer nada sin ponernos en las manos de Dios, pues, se nos dice que “Ni el más capaz puede sacar adelante un proyecto en contra del Señor.” (Proverbios 21:30).

“Ten en cuenta a Dios en todo lo que hagas”. La forma de esta exhortación, ¿no nos deja entrever que, aun estando en relación con Dios, corremos el peligro de conducirnos como si no le conociéramos? Reconocerlo en todo lo que hacemos, en todos nuestros caminos, es poner delante de ÉL todas las cosas. Cuanto más ponemos en práctica este privilegio, mejor nos sentimos. Nunca un creyente ha tenido que lamentarse de haber confiado en Dios, mientras que la confianza en la carne ha sido la causa de muchas penas.

En cada camino nuevo es preciso conocer al Señor Jesús, es decir, invocarle, escucharle y obedecerle; de lo contrario nos exponemos a merecer el reproche dirigido por Elías a los mensajeros de Ocozías: “¿Acaso no hay un Dios en Israel? ¿Por qué van a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón?” (2°Reyes 1:3). Si no conversamos con Dios, nos conducimos como si Dios no existiera; y aunque no consultemos directamente a los malos espíritus, nuestra independencia en cuanto a Dios así como nuestra propia voluntad nos entregan a la influencia de ellos.

Las felices experiencias que hemos vivido pueden sernos útiles, pero no nos dan ninguna seguridad para el futuro, ya que después de haber obtenido una victoria o una bendición por la fe, a menudo nos vuelve a faltar la confianza en Dios. Encontramos una prueba de ello en la historia de Asa en 2°Cronicas. Refiriéndose a los hermosos días de este rey, Hananí, el vidente, le dijo 2°Cronicas 16:8.- “¿Acaso los etíopes y libios no tenían un gran ejército con carros y muchísima caballería? Pero como dependiste del Señor, él te dio la victoria sobre ellos.” Pero luego, el rey perdió su confianza en Dios 2°Cronicas 16:9.- “Porque los ojos del Señor recorren el mundo entero para fortalecer a quienes confían en él de todo corazón. Debido a que tú has actuado como un tonto en este asunto, desde este momento en adelante tendrás más guerras en tu contra.” ¿Qué había hecho de las enseñanzas de Azarías? “El Señor está con ustedes si ustedes siguen estando con él. Si lo buscan, lo encontrarán, pero si lo abandonan, él los abandonará a ustedes.” (2°Crónicas 15:2) ¿Qué quedaba del compromiso y del juramento que había hecho junto con todo el pueblo, acerca de buscar a Dios, el Dios de sus padres con todo su corazón y con toda su alma? 2°Cronicas 15:12.- “Luego hicieron el pacto de seguir al Señor Dios de sus antepasados de todo corazón y con toda el alma.”

“Él te ayudará a vivir rectamente.”. El quiere guiarnos de una manera tan segura como condujo a los israelitas de Egipto a Canaán. Durante el día nunca les faltó la nube, ni en la noche la columna de fuego. Para marchar por el buen camino, los fieles sólo tenían que seguir los signos de la presencia de Dios en medio de ellos. Si tomaban otro camino y se extraviaban, lo hacían voluntariamente.

Hoy, Dios nos dirige por medio de su Palabra. Siempre hallamos en ella explicaciones concretas en relación a cada uno de los detalles de la vida, no deja de enseñarnos los grandes principios divinos que deben regir nuestras vidas. El Espíritu Santo también está con nosotros para enseñarnos sobre todas las cosas; pero debemos estar plenamente convencidos de que nunca nos conducirá por caminos diferentes a los que la Palabra de Dios nos propone. No debemos dejarnos seducir por las personas que nos alagan, y hagamos todo lo posible para evitar las trampas que nos tiende el enemigo.

Para ser beneficiarios de las promesas de Dios es preciso cumplir con las condiciones que exige: Proverbios 16:3.- “Pon en manos del Señor todo lo que haces, para que tus planes se hagan realidad.” Salmo 37:4.- “Disfruta sirviendo al Señor y él te dará lo que necesites.” La fe en Dios y la comunión con ÉL forman nuestros pensamientos y producen en nosotros el deseo de que su voluntad sea hecha. Cuando nos deleitamos en Dios, nuestras peticiones se elevan hasta la altura de sus pensamientos.

Tengamos una voluntad franca para seguir al Maestro. En cada decisión, consultemos al Señor. Si la fidelidad exige sacrificios de nuestra parte, no temamos; la perdida será provechosa, pues Dios es galardonador de los que le buscan. En vez de dar traspiés en las tinieblas, tendremos al Señor Jesús para tomarnos de la mano y conducirnos por el camino donde la luz resplandeciente va creciendo hasta que se establezca el día perfecto.

Muchos de ustedes podrían decir como Job, Job 17:11.- “Mi corazón está hecho pedazos, mi vida desapareció; fracasaron mis planes y esperanzas.” y como Jeremías en Lamentaciones 3:9.- “Bloqueó con murallas de piedra los caminos que yo quería seguir; desvió mi camino.” Quizás alguno de ustedes tiene una enfermedad incurable o está pasando por una prueba desgarradora e irreparable. Pero, tengan ánimo, recuerden que nada nos puede separar del amor de Dios. Tengan confianza, no razonen sobre los caminos misteriosos de Dios; invóquenle tanto más cuanto que son probados. Les librará si lo cree conveniente, pero de toda maneras dirigirá sus pasos, les conducirá a las cumbres más altas y hará sus pies como de siervas Salmo 18:33.- “Él me ayuda a correr tan rápido como una gacela; y me mantiene firme aún en los lugares más altos.” Cantaran y glorificaran a Dios por cuanto no dudarán que ÉL es bueno (Salmo 103:17, Lamentaciones 3:1, 25-27).

Aquel que reclama toda nuestra confianza, que nos advierte de la insuficiencia de nuestra inteligencia, que nos invita a tenerle presente en todos nuestros caminos, que nos promete dirigir nuestros senderos, ¿no es quién nos ama con amor eterno y quien sufrió por nosotros la terrible muerte de la cruz y el abandono de parte de Dios? ¿no pondremos nuestra confianza en ÉL durante el corto tiempo de nuestra vida terrenal, en las pocas horas que quizá nos separan de su venida, mientras profesamos creer en ÉL para la vida eterna? No, esto sería anormal e injusto de nuestra parte, si no lo hacemos.

Creemos en ti Señor Jesús, ¡líbranos de nuestra incredulidad!

lunes, 10 de enero de 2011

CON LA MIRA EN LOS PERDIDOS

CON LA MIRA EN LOS PERDIDOS
Abraham W. Barrera Bakit
PASTOR
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Salmo 126:5-“Las lágrimas que derramamos cuando sembramos la semilla se volverán cantos de alegría cuando cosechemos el trigo.” (TLA)

Salmo 126:6.- “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.” (RV60)

Salmo 126:6.- “El que llorando esparce la semilla, cantando recoge sus gavillas.” (NVI)

Salmo 126:6 “Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas.” (Biblia de Jerusalén)

A menudo tenemos muy presente que Dios nos mandó a recoger la cosecha. Sin embargo, a veces nos olvidamos que esa «cosecha» es gente de carne y hueso que va rumbo hacia la muerte eterna.

¿Qué esta haciendo para mantener su mirada en ellos?

¿Alguna vez ha experimentado una tragedia repentina descargarse como un rayo en su vida?

• ¿Ha sentido cómo se hace pedazos la serenidad?

• ¿Cómo reordena la escala de valores?

• ¿Cómo da pie a vastas preguntas sin respuesta?

Este fue el impacto sufrido por un joven granjero y su esposa. La historia se desarrolla en Kansas, donde los dorados trigales de la nueva granja se extienden en todas las direcciones más allá del horizonte.

La campana que anuncia la cena suena por segunda vez, y por tercera vez. Pero Miguel no aparece. El es el único hijo en la familia... y siempre el primero en sentarse a la mesa.

Alarmados, marido y mujer caen en la cuenta de que durante varias horas ninguno de los dos ha visto a Miguel. Sienten el pánico en la boca del estómago. Corren al granero, al dormitorio del niño, al patio, y hasta buscan en el pozo, siempre llamándolo con desesperación.

Hay un solo lugar donde resta buscar, y los esposos corren al porche de la casa. Fijan sus ojos en el interminable campo, temerosos de que Miguel se hubiera perdido en los trigales.... Era demasiado pequeño como para poder ver por encima de las espigas de trigo maduro y hallar el camino a casa... Era demasiado pequeño como para que lo vieran quienes lo buscaban. Nadie puede detener el crepúsculo, que disminuye la visión del panorama cada vez más... y desvanece las esperanzas.

Se corre la voz, y antes del amanecer docenas de vecinos se unen a la búsqueda. Algunos caminan entre los trigales en dirección al pueblo cercano..., otros van hacia el molino de aquel vecino alejado. Entre los trigales, algunos van de a dos... otros solos.., pero todos llaman a Miguel con desesperación. Resignada, su mamá se queda en casa esperando y orando a Dios, rogándole que su hijo regrese.

Es difícil no pensar en lo peor cuando otro día de calor agobiante termina y da paso a otra oscura noche. Las luciérnagas y los grillos comienzan una triste serenata en el silencio negro. La noche es húmeda y sofocante... y llena de temores que asechan.

Las horas pasan. La única alternativa es suspender la búsqueda hasta el alba... soportando otra noche larga y angustiosa.

Tan pronto sale el sol, comienza el calor abrasador. El termómetro ya marca más de 25° centígrados. Cientos de personas de pueblos vecinos llegan a la casa, esperando la noticia de que Miguel ha sido hallado. Sin embargo, sólo hay mapas e instrucciones para el nuevo día de búsqueda.

El sol sigue su curso por el cielo, y otro día de intenso calor queda atrás... pero Miguel no ha aparecido.

Es la mañana del tercer día. Todos bajan la mirada pues no hay palabras de esperanza para la familia. Las conversaciones son breves, casi en susurros.

Sin querer darse por vencido, alguien sugiere tomarse de las manos y formar una única hilera para así caminar por los trigales una vez más. De esta manera no se pasaría por alto ni un centímetro. Acalorados, exhaustos pero con determinación, todos están de acuerdo.

Pasa una hora... y otra. Pronto llega el mediodía. A lo lejos se oye un grito que irrumpe en la silenciosa búsqueda. íAcá está! ¡Lo encontramos!

El paso rápido del papá se convierte en una apresurada carrera. Su corazón late con una mezcla de esperanza y temor. Esperanza de que su hijo esté vivo. Temor de que no lo esté.

Respira con dificultad y por fin llega hasta donde está su pequeño hijo. Cae de rodillas y con ternura lleva a su pecho el cuerpo sin vida de Miguel. Con lágrimas en su rostro transpirado llora diciendo una y otra vez:

«¿Por qué no nos tomamos de las manos antes? ¿Por qué no nos tomamos de las manos antes?»

El pequeño cuerpo de Miguelito se halla inerte en los brazos de su papá... con los ojos fijos. De acuerdo al médico forense, Miguel había muerto por deshidratación al menos 24 horas antes.

No recuerdo dónde escuché o leí esta historia, ni siquiera sé si es verdad. Pero cierta o no, su impacto hace pedazos nuestra serenidad..., reordena nuestra escala de valores... y da pie a vastas preguntas sin respuesta.

En este mensaje sólo quiero referirme al reordenamiento de la escala de valores. A través de los siglos, millones de oraciones se han elevado obedientemente al cielo pidiendo que Dios envíe obreros a los campos que están «listos para la siega».

Nuestra propia respuesta al llamado del evangelio es resultado de esas oraciones.

Sin embargo, después de que los cristianos van a los trigales del ministerio, a menudo pierden de vista el propósito. Permítame mencionar algunas situaciones que nos hacen pasar de largo por los Migueles que están muriendo en sus pecados.

En primer lugar, cuando van al campo de labor, las personas a menudo llevan consigo razones personales, secretas.

Comienzan a soñar con lo lindo que sería tener una granja nueva como el granjero de nuestra historia. Pronto planean cómo lograr el éxito en vez de idear cómo hallar a los pequeños Migueles que muchas veces pasan inadvertidos.

O tal vez se obsesionan con encontrar a Miguel a fin de ser famosos cuando aparezca su fotografía en los periódicos como el héroe o la heroína de la búsqueda.

Cada líder inicia el ministerio con motivos personales. Algunos de esos motivos están tan arraigados que la persona ni siquiera sabe que los tiene. El yo es el punto central de esas razones.
No nos irá bien en el calor abrumador del ministerio, cuando estamos preocupados por cómo progresar en lo personal en lugar de cómo hallar y salvar a Miguel.

Quizás la oración constante debiera ser: «Examíname, oh Dios, y revela mis motivos egoístas, para que me arrepienta y sea un siervo puro que busca a los pequeños Migueles que están perdidos.»

En segundo lugar, las personas sólo buscarán a los Migueles si se benefician en forma directa, o si se benefician sus ministerios. Los cientos de granjeros que gratuitamente ofrecieron su tiempo para buscar a Miguel, estaban perdiendo días de trabajo en sus propias granjas. No había manera de redimir el tiempo perdido. Fue un sacrificio que hicieron. Las recompensas para buscar a los Migueles se darán en la eternidad. Dios recuerda quién sembró, quién regó, quién cosechó.

Nosotros debemos sembrar la semilla en todo lugar, regar todo lo que está a la vista, dejar que el trigo y la cizaña crezcan juntos, sin descanso buscar a los perdidos.

Nuestra tarea no es juzgar ni dividir ni decir: «Buscaré a Miguel de la manera que yo quiera.» No. Nuestra comisión es ir. lr al campo. Buscar... ‘Llamar... Invitar... «Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente». Apocalipsis 22:17

Alguien sería muy cruel si le dijera al papá de Miguel: «Ayudaré a buscarlo siempre que, en caso de encontrarlo vivo, en el futuro él trabaje en mi granja.»

En tercer lugar, las personas a menudo distraen su atención en la teología de la búsqueda, y esta nunca se completa. ¿Puede imaginarse a los granjeros pasar tres días discutiendo sobre cómo buscar a Miguel en vez de buscarlo?

Mientras tengamos mentes inteligentes, pero que han caído en pecado, nunca nos pondremos de acuerdo en todas las cuestiones doctrinales ni en la metodología del ministerio. Sin embargo, no tenemos excusa para congregarnos a un lado de los trigales, debatiendo planes que nunca se realizarán, o iniciando peleas allí mismo.

La historia de la iglesia está inundada de restos y despojos de batallas de las iglesias. Mientras una cuestión está sobre el tapete, hay otra docena esperando su turno. Las batallas de la iglesia tienden a reciclarse, no así el destino de las personas que entran en la eternidad. Ellas pierden su única oportunidad de ir a Cristo. La comisión es ¡Vayan! De modo que vayamos.

Luego que el Juez haya completado su cosecha, tendremos toda la eternidad para hablar de lo mucho que hicimos y de los desaciertos que tuvimos.

Que las doctrinas sean nuestra pasión, no nuestra prisión.

En cuarto lugar, las personas a menudo no mantienen la mira en aquellos a quienes están buscando, ni en por qué los están buscando. Nuestra comisión es ir al campo de labor e invitar a quienes están muertos en delitos y pecados a tener vida en Jesucristo. Ellos deben confesar, arrepentirse y creer. Cristo perdona y limpia por medio de la sangre que derramó. Dios es quien produce el nuevo nacimiento.

El propósito es que la gente se prepare para gobernar eternamente con Cristo en el Reino que ha de venir. Si bien todos los creyentes tienen responsabilidad civil para con los gobiernos de este mundo, nuestra tarea no es mantener la mira en las condiciones políticas y sociales. Estamos buscando a los Migueles perdidos quienes, una vez que sean hallados, estarán con Cristo cuando él derribe a las naciones y establezca su justo reino.

Imagínese a alguien que está buscando a Miguel y dice a los demás: «Mi perro se extravió. ¿Por qué no dejan de buscar a Miguel y me ayudan a encontrar a mi perro? Luego entonces volveremos a buscar a Miguel.»

Sería absurdo, ¿no es cierto? Pero cuánto más absurdo es que nuestra mira esté en cambiar lo temporal a expensas de lo eterno. Lo temporal nunca es una solución permanente. Lo eterno sí. Cuando se cambia lo temporal nunca se cambia el corazón. El cambio de corazón a la luz de lo eterno siempre cambia lo temporal.

De modo que hacemos mucho más por lo temporal cuando nos cambiamos a lo eterno, encontrando y llevando a Cristo a los Migueles de este mundo.

En quinto lugar, a veces los mismos que encuentran a Miguel son quienes lo matan. «¡Acá está!» exclama alguien. Todos corren a la escena y comienzan a tirar de sus pequeños brazos y piernas. Todos quieren ponerle agua en la boca, el agua de determinada doctrina. Hasta le dicen que no puede vivir sin esta doctrina en particular.

Nuestra tarea es predicar el evangelio. Nada más. ¿Qué verdad puede ser más grandiosa o más profunda que el hecho de que la segunda persona de la Trinidad fue crucificada, muerta, sepultada y resucitada al tercer día? ¿Hay algo que produzca más satisfacción que pasar de muerte a vida? ¿Puede imaginarse algo más maravilloso que «se había perdido, y es hallado»?

La primera víctima en todo conflicto de iglesia es el evangelio de Jesucristo. Todo el tiempo, energía y recursos se destinan a la discusión; las cuestiones pocas veces se resuelven, y Miguel se muere.

El evangelio es poder de Dios para salvación (Romanos 1:16). La cruz y la tumba de Cristo son la más admirable demostración del poder de Dios desde la creación. Lleva de la muerte a la vida. Libra del infierno; no sólo del eterno sino también del presente e interno. Aquí es donde nos vestimos de la justicia de Cristo. Por medio de su trabajo terminado tenemos acceso directo a Dios y lo llamamos “Abba” (papito).

Sé que hay neófitos que corren de prisa a Miguel y casi lo matan atragantándolo con cosas que no necesita. Sin embargo, no debemos demorar nuestra búsqueda al preocupamos por eso. Sólo podemos tratar de proteger a Miguel cuando lo encontremos, y confiar en que el Espíritu Santo lo guiará a toda verdad.

Advertencia

¿Qué tragedia tendrá que ocurrir para que usted se mantenga con la mira en la comisión que dio Cristo? ¿Acaso tendrá que...?

¿ …perder un hijo o una hija?

¿...sufrir un colapso en el liderazgo o en la vida cristiana?

¿...acercarse a la muerte?

O acaso puede rechazar voluntariamente las muchas distracciones y mantener la mira en la búsqueda de Miguel.

Conclusión

Cuando Miguel es el hijo de alguna otra persona, nuestra tendencia es concentrarnos en asuntos que en realidad no tienen importancia. Cuando Miguel es nuestro hijo, de pronto las cuestiones periféricas no importan. Los valores se reordenan. Una sola cosa importa: encontrar a Miguel a tiempo. Los demás oirán que usted llora, diciendo: «Vayan al campo y salven a mi hijo... salven a mi hijo... salven a mi hijo.»

miércoles, 5 de enero de 2011

MAYORDOMIA

MAYORDOMÍA

Abraham W. Barrera Bakit
PASTOR

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Generalmente cuando se habla de MAYORDOMÍA, se cree que se está hablando solamente de cosas materiales, para ser más exacto se piensa que se está hablando de diezmos y ofrendas y de ser buen administrador de estos recursos.

Pero no es tan así la cuestión. Ciertamente Dios pide aquello, pero la mayordomía incluye todas las áreas de nuestra vida y de nuestra relación con Dios. En el principio se pedía por parte de Dios sacrificios especiales para estar a cuentas con Él.

La Biblia en el Antiguo Testamento habla de sacrificios. Sacrificios materiales: animales ofrecidos sobre el altar, incienso y muchos otros, que a menudo son figuras del sacrificio de Cristo, como dice Hebreos 10:10.- “La ofrenda de Jesucristo hecha una vez para siempre”.

Al cristiano Dios también le pide sacrificios que mejoran su relación con Él, y veremos brevemente éstos:

01.- LA ALABANZA

02.- HACER EL BIEN A AQUELLOS QUE TIENEN NECESIDAD Y AYUDAR A LOS SIERVOS DE DIOS “porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:16)

03.- PRESENTAR NUESTROS “cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Romanos 12:1)

04.- SER EN TODO EL MEJOR.

01.- LA ALABANZA:

Muchos hoy en día se han convertido en profesionales del canto y la música, mucho conocimiento de las técnicas, pero poca espiritualidad, no hay oración, no hay unción, no hay un sacrificio en la alabanza, se hace casi mecánicamente, debido al conocimiento humano adquirido, el cual no es malo, pero se necesita algo más que eso para entregar una alabanza que llegue realmente a la presencia de Dios, se necesita UNCIÓN.

Se puede sostener que entonar un himno no cuesta casi nada, a menudo sin detenerse demasiado en las palabras que se pronuncian o en Aquél a quien van dirigidas; también decir un “amen” a una oración de alabanza, de la que apenas se ha seguido su contenido. Pero ésta no es la verdadera alabanza, “los sacrificios espirituales” de 1ª Pedro 2:5

Hebreos 2:15.- “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de EL, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre”. Eso es lo que pide Dios, o sea, no es hablar por hablar, no es cantar por cantar, es algo que debe salir de lo mas profundo de nuestro ser, como dice la Palabra de Dios, debe hacerse de corazón. Si nuestro Salvador sufrió, padeció fuera de la puerta, por nosotros, pues nosotros también salgamos a EL, fuera del campamento llevando su vituperio. No se trata únicamente de cantar con los labios o decir un “amén”, si es que se pronuncia, a una oración.

Debe haber un trabajo interior para que el “fruto” que sube del corazón a los labios no sea un “sacrificio que no cueste nada”, sino uno que demande una meditación previa y profunda, Tenemos necesidad de pensar, a medida que vamos entregando la alabanza, recuerde que Dios quiere que le adoremos en Espíritu y en verdad.

03.- HACER EL BIEN:

Muchos piensan que éste es un sacrificio fácil de hacer y otros piensan que es un sacrificio que cuesta mucho. Pero la Biblia, se complace en presentarnos algunos ejemplos al respecto:

La viuda de Sarepta (1ª Reyes 17:7-16), ella no tenía ni un trozo de pan
sólo un puñado de harina y un poco de aceite. Quería prepararlo para ella y su hijo y después dejarse morir. Pero llega Elías y le dice “no tengas temor; vé, haz como haz dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida…. y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo” (1ª Reyes 17:13). Éste “primero” debería hablar a nuestras conciencias. Sólo la fe en la promesa de Dios, por medio de Elías, podía conducir a la viuda a dar lo que le quedaba. Este un claro ejemplo de LAS PRIMICIAS QUE DEBEMOS DAR SIEMPRE A DIOS.

Muchos dan a Dios las “sobras”, pero Dios pide las primicias, el sacrificio, ¿ha leído Lucas 21:1-4?, “Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas”.
“Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas”.
“Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos”.
“Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra;
mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía”, oiga, es necesario dar a Dios todo lo que tenemos, y el se encargará de nosotros. Como dice 2ªCorintios 8:12.- “si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene”. A veces es un sacrificio que cuesta, pero es un “sacrificio acepto, agradable a Dios” (Filipenses 4:18).



No podemos dejar de mencionar a la Iglesia de Macedonia, que se
menciona en 2ª Corintios 8:1-5. “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la
gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia”;
“que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad”.
“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y
aun más allá de sus fuerzas”,
“pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de
participar en este servicio para los santos”.
“Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al
Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”;

Como hemos visto se encontraba en grande prueba de tribulación, pero era a pesar de ello abundante en gozo, pero tenía una profunda pobreza y, sin embargo, abundaron en riquezas de generosidad. Cuando Pablo tal vez les pidió que no ofrendaran ellos les rogaron que les permitiesen hacerlo y dieron conforme a sus fuerzas y “AÚN MÁS ALLÁ DE SUS FUERZAS”. ¿Sabe?, usted también tiene ese privilegio, dar, aún más allá de sus fuerzas, para el sustento de la obra de Dios y de los siervos que Dios a puesto al frente. En resumen Dios pide en este nivel: OFRENDAS, DIEZMOS Y PRIMICIAS, y de estos sacrificios se agrada Dios.

03.- PRESENTAR NUESTROS CUERPOS EN SACRIFICIO VIVO:

Los ocho primeros capítulos de Romanos desarrollan la justificación por la fe, el valor de la obra de Cristo que ha permitido, de alguna manera, que Dios manifestara, hacia todo aquél que cree en Jesús, su compasión, amor y justicia (Romanos 3:25-26). Puesto que somos conscientes del inmenso sacrificio o precio pagado por nuestro rescate, la Biblia nos exhorta a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, lo que es nuestro culto o servicio racional o inteligente.

En verdad que esto cuesta. Es preciso que nuestro interior sea renovado
(Romanos 12:2.- No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. ) para discernir la voluntad de
Dios y lo que Él espera de cada uno de nosotros.

Es un No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. gracia que nos ha sido dada, la cual exige ánimo de corazón y de espíritu para poder estar a su disposición durante todo el día, todo el año y toda nuestra vida.

Al leer Lucas 9:57-62.- “Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Y dijo a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.
Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.
vemos a varias personas dispuestas a seguir al Señor, pero ninguno estaba dispuesto a renunciar, a hacer un sacrificio, es decir, colocar a Dios en el primer lugar de sus vidas, y seguir a Jesucristo requiere hacer morir el yo.

Tal sacrificio no es posible si no hay una comunión total con Cristo, el cual “se entrego a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efesios 5:2).

¡Oiga!, Jesús se despojó a sí mismo, el suyo fue un caro sacrificio, se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Filipenses 2:8-7). ¿Está usted dispuesto a sacrificar todo por Cristo?

04.- SER EN TODO EL MEJOR:

Hoy, en algunos países, especialmente Latinoamericanos, se cree que no es necesario progresar intelectualmente, que no es necesario ser un profesional universitario, pues Cristo viene ya, y eso de nada nos servirá. Lamentablemente quienes piensan así están en un error, pues DIOS NOS LLAMÓ A SER CABEZA Y NO COLA EN ESTE MUNDO, y por lo tanto, necesitamos de todos los conocimientos de las Sagradas Escrituras, de la Unción del Espíritu Santo y de todo el conocimiento secular para poder llegar a todos los estratos de la sociedad.

El que está dispuesto a estos cuatro sacrificios y los cumple es un buen MAYORDOMO DE DIOS, y el Señor podrá usarlo en la gran tarea de RESCATAR PERSONAS PARA EL REINO DE DIOS. Sus oraciones serán contestadas, los dones del Espíritu estarán en actividad y resplandecerá el fruto del Espíritu.

Hoy más que nunca se requiere de Cristianos preparados, en forma integral-total, para poder vencer. Recuerde que estamos en guerra contra las fuerzas del mal, y debemos estar a cuentas con Dios para ser más que vencedores.

FINALMENTE, QUE SU VIDA ESTE CONSAGRADA SOLO A ÉL, PARA QUE PUEDA CUMPLIR LA MISIÓN “RESCATAR PERSONAS PARA EL REINO DE DIOS.